Los repápalos dulces es un plato extremeño, típico de Semana
Santa, aunque también se suelen comer en verano con la leche bien fría.
Esta receta me trae muy buenos recuerdos. Me remonta a mi
infancia, cuando mi madre los hacía y los tomábamos casi siempre para cenar (entonces no nos preocupábamos tanto por la dieta)
Este postre me evoca también muchos recuerdos de las temporadas que pasaba mi abuela en casa, esas
abuelas que deberían ser eternas…
Sabores únicos de una repostería casera que hacían nuestras abuelas y madres con pocos ingredientes, económicos y de lo más apetecibles.
Los ingredientes que
vamos a necesitar:
6 cucharadas de azúcar
2 huevos
½ cucharadita de levadura
1 cucharadita de canela
Cáscara de limón
1 palo de canela
Aceite para freír (en una receta extremeña, el aceite no
puede ser otro: AOVE)
Preparación:
En una cazuela ponemos a cocer a fuego suave la leche, con
la cáscara de limón, el palo de canela y 4 cucharadas de azúcar (podemos añadir
o quitar según gusto)
Aparte, en un bol batimos los huevos con el resto del
azúcar, el pan rallado, la levadura y la cucharadita de canela. Tiene que
quedar una masa homogénea pero no demasiado compacta (yo le añadí un poco de la
leche hasta obtener la consistencia deseada)
Calentamos aceite en una sartén y freímos una cáscara de
limón para suavizar el sabor del aceite. Retiramos la cáscara y vamos
incorporando con una cucharita pequeña montoncitos de masa. Freímos hasta
obtener un color dorado. Una vez fritos, los escurrimos en un papel absorbente.
Retiramos la cáscara de limón y el palo de canela de la
cazuela y añadimos los repápalos a la
leche. Cocemos a fuego suave durante unos 20 minutos aproximadamente para que
queden bien blanditos.
Volcamos en un recipiente con cuidado de que no se nos rompan, espolvoreamos con canela al
gusto y dejamos enfriar en la nevera un mínimo de 2 horas.